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viernes, 20 de abril de 2007

El querreque


El trío Alma Huapanguera interpreta El querreque en este video subido por Wastges.

Es quizá el más popular huapango, el más tocado en el estado de Hidalgo, tiene un sinúmero de versos y permite que se improvisen muchos más con su tonada.

En su libro Un recorrido por la Huasteca hidalguense, mi abuelo, Raúl Guerrero Guerrero comenta:
Respecto al son "El querreque" se conocen varias versiones, el querreque es una avecilla de plumaje gris, conocida en otros sitios con el nombre de pájaro carpintero, y cuando pica a los árboles para hacer su nido o para llamar a su compañera, emite un graznido suave con el que parece decir "crrr, crrr", de donde viene el nombre local de querreque, aplicándose tal expresion, en calidad de mote, a una persona muy parlanchina:-"Pareces querreque".

Una versión del querreque, quizá con los versos más conocidos queda aquí a continuación:


Es buena la cervecita
para el que está desvelado,
Para el que está desvelado
es buena la cervecita.

Yo prefiero un tequilita,
que es lo mejor pa` lo hinchado.
Que es lo mejor pa` lo hinchado,
que hasta lo panzón se quita.

CORO:

Querreque, querreque.
Querreque, querreque.

Del uisqui y el aguardiente,
cuál es el mejor licor.
Cuál es el mejor licor,
del uisqui y el aguardiente.

Yo digo que el aguardiente,
porque es emborrachador.
Emborracha al presidente
también al gobernador.

CORO

Me encontré con la huesuda,
sin saber que era la muerte.
Sin saber que era la muerte,
me encontré con la huesuda.

Me dijo la testaruda,
no bebas el aguardiente,
muy dura será tu cruda
y amarga será tu suerte.


La siguiente versión de El querreque es del grupo Tlen Huicani

El Querreque en un estero
andaba desesperado,
andaba desesperado,
el querreque en un estero.

Y le dijo el carpintero:
¡hombre! vive con cuidado
que siendo yo carbonero,
una mujer me ha tiznado'.

Coro:


Querreque, querreque
Querreque, querreque


El Querreque en la alameda,
andaba de enamorado,
andaba de enamorado,
el Querreque en la alameda.

Le platicaba a su güera,
le decía: 'No soy casado',
cuando le llegó la suegra,
la mujer y su cuñado.

(Coro)

El Querreque iba volando,
con dirección a Pachuca,
con dirección a Pachuca,
el Querreque iba volando.

Pero cuando iba llegando,
se acordó de Tantoyuca,
había dejado llorando
a Juana, Petra y a Chucha.

(Coro)

El Querreque se embarcó,
a viajar pa'l extranjero,
a viajar pa'l extranjero,
El Querreque se embarcó.

Pero cuando regresó,
un 23 de Febrero,
a su mujer encontró,
durmiendo con el lechero.

(Coro)

¡Qué me gustan las muchachas!
porque soy un hombre pillo,
porque soy un hombre pillo,
¡Qué me gustan las muchachas!.

Hoy que vengo hasta las cachas,
les digo mi chascarrillo:
¡Amarren sus cucarachas
que voy a soltar mi grillo!

(Coro)

Un verso trovado de Guillermo Velazquez para El querreque es el siguiente:

Un caballito feliz
es el son y es el huapango,
árbol que hunde su raíz
como la mata del mango
y en Veracruz y en San Luis,
el fandango es el fandango.


Directo de la huapangueada en la pasada Semana Santa en Pahuatlán, Pue. les comparto un video subido a Youtube con una singular visión del Querreque, noten sus picarescos, o picosos versos.

Platicaba con mi güera,
cuando me encontré al patrón.
Cuando me encontró el patrón,
platicaba con mi güera.

Me subí por la escalera
y miré pal callejón,
ni chance me dio siquiera,
de ponerme el pantalón.



Vamos a otro video

Cuántas veces escuchamos a un trío huasteco cantando canciones norteñas, ahora, ya había yo mencionado en este espacio la popularidad que el huapango tiene en lugares tan al norte como General Terán, Nuevo León. Qué les parece entonces escuchar a un grupo del norte, con su acordeón, tocando un huapango, y es precisamente El querreque. Dripperdriper subió a Youtube el siguiente video, al parecer de "Los cachorros de Juan Villareal", un grupo norteño, de Reynosa, Tamps., que ha cobrado cierta fama:





Tlapitzani (cuento de dos compadres músicos)

El gutarrista era brujo según lo dejó contado su compadre. Cuando el brujo murió se fue al infierno (mictlán). El violinista ignoraba que los malvados fueran al infierno. Un mal día se le apareció Satanás, en forma de hombre, y le dijo:
-Vengo a preguntarte si tienes tiempo de ir a tocar a mi casa porque tengo pensado hacer una fiesta.
-No sé cómo decirte, señor,- respondió el músico- pues mi compañero ya murió.
-No te preocupes -repuso Satanas-allá habrá quien te ayude a tocar.
El violinista preguntó sobre la lejanía del lugar a donde era invitado.
-No está lejos -dijo el diablo- nada más dime cuánto me vas a cobrar para que esté listo.
El músico se fue con quien lo contrató pero éste lo llevó por un camino demasiado feo y montañoso. Finalmente llegaron al tetzacualli. El personaje desconocido ordenó al violinista que permaneciera ahí. Mientras esperaba, de repente todo su alrededor se convirtió en una ciudad con casas grandes pero no veía a ninguna persona.
Fue hasta mucho rato después cuando su compadre se hizo presente con la guitarra en la mano y preguntó:
-Compadre, ¿has venido a la fiesta?
-Sí compadre, vine a la fiesta -respondió el otro.
-Compadre, ahora no ves nada pero, por favor, no te asustes si vieras alguna cosa. Yo aquí he sufrido mucho y todavía me falta; me matarán siete veces y me comerán después.
Los músicos compadres empezaron a tocar y eso hacía cuando dos hombres altos, gordos y barrigones vinieron a llamar al guitarrista para llevarlo a la mesa. Ahí se embrigaron los gordos, mataron al guitarrista, le chuparon la sangre, se comieron su carne y arrojaron los huesos al suelo. Vino después un demonio que recogió los huesos, los puso sobre la mesa, los cubrió con una sábana, golpeó sobre ellos y el difunto volvió a la vida. El resucitado fue a donde estaba el compadre y le dijo:
-Ahora sí estoy seguro de que fui pecador y que por eso me encuentro en este lugar. Cuando llegué aquí todos se pusieron contentos y me dijeron que, en recompensa por haberlos obedecido, tendría que servirles una comida. Así me lo dijeron, compadre.
Los compadres empezarona tocar sones otra vez hasta que volvieron a llamar al guitarrista para matarlo y luego volverle a la vida. Así siete veces.
De este modo el amigo violinista se dio cuenta de toda la fiesta de los demonios.
Finalmente , los diablos despidieron al músico que ya no supo ni cómo llegar a su casa.

Nota: este cuento es un relato del señor Juan Antonio Cocatzintla.

Achiquihuitla, agosto de 1989.

Domingo Lorenzo y José Barón Larios

Tomado del libro: Nahuas: tradiciones, mitos y creencias. José Barón Larios (compilador). Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo: 1994.