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domingo, 26 de octubre de 2008

Exótico o surrealista y la influencia ahí en Xilitla

Visitar Xilitla sin duda nos hace darnos cuenta que la huella que en la comunidad dejó Edward James y no lo digo sólo porque el mayor atractivo turístico del lugar son sus jardines surrealistas, su casa y las pozas, obra y capricho de su imaginación; no, lo que mejor pude notar es que el pueblo huasteco xilitlense tiene cierta sensibilidad para el arte, aspiran a recrear las obras de este hombre que le dio fama al lugar, pude notar que en las casas y en las calles se dan los colores, las esculturas, las inspiraciones que de la naturaleza y vegetación del lugar se rehacen en concreto o metal, uno puede ver ventanas, columnas, inscripciones, fuentes, flores de concreto, eso sí, sin perder la arquitectura y el sabor de los pueblos de la Huasteca.

Justamente eso es lo que James encontró en ese lugar para decidir asentarse, una cultura propia del lugar, una inmensa vegetación, un grato paisaje y una atmósfera apropiada para lo inédito, crear un parque escultórico en ese lugar.



Edward James nació en 1907 en Escocia, su madre era hija ilegítima del rey Eduardo VII de Inglaterra y su padre era un rico propietario de minas en Estados Unidos, cazador y fotógrafo. La vida de joven en Europa para Edward James fue aristocrática, de melancolía y soledad, asistió a la Universidad de Oxford. Es heredero después de una considerable fortuna, no sólo la de su padre, también la de un tío, se casa a los 22 años con la bailarina Tilly Losh, a quien tuvo a bien costearle buena parte de su carrera, tiempo después se separan y a James vuelve la tristeza y soledad, su mejor refugio es la poesía y los objetos fantásticos, sólo como terapia quizá, nunca con pretensiones artísticas, tiempo más tarde conoce la pintura de Salvador Dalí y la impresión positiva le hace entablar amistad con aquel artista, tanto que incluso James se vuelve un mecenas, es James a partir de este momento un impulsor del talento artístico y se empieza a codear con otros grandes de las artes visuales en Europa, sobretodo los surrealistas, aparece en la obra “La reproducción prohibida” de René Magrite, entabla amistad con Pablo Picasso en el momento en que éste pinta su famoso “Guernica”, se entrevista con ese genio del cine que es Buñuel y se compromete con él a apoyar la Guerra Civil Española, cosa que no se logró finalmente.

Conoce a la artista británica Leonora Carrington, pintora surrealista que más tarde se refugiaría en México, es 1940 y James huye de la guerra y llega a Hollywood, en donde junto a Aldus Huxley practica el budismo, pero no le sienta bien el lugar; tiempo después visita Cuernavaca, ahí se rodea de personas como Remedios Varo, Gunter Gerzo, Kati Horna y las hermanas Inés y Guadalupe Amor.

Conoce a Plutarco Gastelum, un fotógrafo que marca su vida y es quien lo lleva a recorrer el país, quizá a él se le debe la llegada a Xilitla, ahí James se asombra de la belleza del paisaje, las mariposas que pasan por el lugar estimulan la imaginación de James, quien en 1967 decide adquirir un terreno junto al río y quedarse a vivir ahí. Dudo mucho si James tuviera intenciones primigeniamente artísticas, quizá sólo quiso satisfacer sus caprichos, sus veleidades, crear su propio mundo, un mundo irreal en un lugar que le había sorprendido, aunque algo que pude platicar con Enrique Garnica, fue que quizá México era un lugar idóneo para crear formaciones esculturales surrealistas, sin que esto se interpretara como una intención de competir con lo que Marcel Duchamp o Gaudí hacían en Europa, de alguna manera Edward James estaría tranquilo con sus amigos sin que nadie de Europa lo criticara para bien o para mal.

El parque escultórico de Edward James está ubicado a corta distancia de Xilitla, se puede llegar caminando y bajo el disfrute de un paisaje pintoresco, parte de este parque escultórico son las pozas, sitio construido también por James para utilizarlo como balneario, uso que todavía se mantiene.
El parque comienza con un castillo, inentendible visto desde lejos, menos lo es estando adentro; el parque entero es un conjunto de pasillos amplios y estrechos que corren sobre las laderas del monte o las riveras del río, todo es un laberinto, seguramente James quiso que el visitante se perdiera fácilmente; hay escaleras para subir y para bajar exclusivamente (no me lo creerán, pero cuando estén ahí lo comprobarán), pozas de agua, esculturas y estructuras (son más de cuarenta) con formas orgánicas naturales, que conviven con la fértil vegetación del lugar, las especies animales y el agua que corre por el río. Ojillos, columnas que se asemejan al carrizo del bambú, verdes, pero no por algún pigmento artificial, fue la humedad en el concreto que engendró verdor. Hay esculturas en las cuales se han incrustado por sí mismas unas plantas, tan similares a las esculturas mismas, hay una fuente que se asemeja a una flor, una bromelia, en otras esculturas se aprecian flores de lis; existen otras construcciones que tuvieron como fin el ser jaulas para animales que James tenía como mascotas; al final del recorrido está una cascada en donde James fijó otras esculturas que armonizaran con el paso del agua, esta armonía es capaz de invadir tanto que deja mudos a los visitantes . Es inabarcable el poder describir todo esto, es obligado visitar el lugar.

Otros espacios del surrealista en Xilitla son el museo Edward James, el cual cuenta con algunos bocetos de las esculturas y moldes para su fabricación, postales y representaciones de obras de otros artistas surrealistas; y a un costado del museo está el hotel El Castillo, otrora residencia de Edward James, aunque lamentablemente no esté abierto al público, bueno sólo a sus huéspedes.

Edward James sin duda tiene una impronta en la cultura huasteca, la cual no sólo tiene caracteres indígenas y ancestrales, hay que considerar esta influencia que supo combinar en el arte el ingenio, la inspiración, el trabajo (de muchos pobladores que por años fueron contratados para obras de carpintería y albañilería) y lo mucho que aporta la naturaleza de atmósfera con sus plantas, animales y el agua en este rincón de la Huasteca Potosina en donde se conjugan bien los artificios del hombre y los de la naturaleza.

Algunos datos para este texto fueron tomados del libro "Las pozas de James: Xilitla, S.L.P".

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