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sábado, 4 de octubre de 2008

La Huasteca Hidalguense, sus colores y sabores

Un recorrido por la Huasteca hidalguense, la cual guarda muchas tradiciones autóctonas, es un manjar para todos los sentidos: música, comida, aromas, colores, en fin, les dejo esta amplia muestra en un ensayo fotográfico de este arte en sí que es la región norte del Estado de Hidalgo.


Así se preparan las tradicionales enchiladas en Atlapexco, las hay de chile seco, de jitomate, de salsa verde y de pipián.


El zacahuil es otro elemento descollante de la comida huasteca, quienes no lo conozcan deben imaginar un tamal de grandes dimensiones, que puede alimentar a más de veinte personas y que puede tener carne de cerdo y hasta un guajolote entero, la imagen de abajo muestra el momento en el cual este manjar es servido. Las imágenes son de Atlapexco, Hgo.


Este es el horno en el cual se prepara el zacahuil y en donde también se hornea el pan, están hechos de lodo y la leña es lo que se usa para calentarlos. Abajo podemos ver unas roscas de manteca, también de Atlapexco.


En el tianguis que se celebra todos los viernes en Atlapexco, como en muchas plazas, se venden los bocoles, gorditas de masa y manteca con cilantro picado y una especie de frijol negro fresco y de grano pequeño.

No todos los ingredientes en la Huasteca son genéricos, las cocineras son muy exigentes, si no hay frijol castilán no salen buenos los bocoles, este frijol se vende también en vaina en el tianguis de Atlapexco.
Elemento indispensable para la cocina huasteca, el maiz para hacer el nixcón o nixtamal. En el tianguis de Atlapexco se vende aún en medidas como el cuartillo, quizá sea más confiable comprar así que por kilogramo pesado.


Muy típico en la región es el tejido de tule para sillas y las canastitas de carrizo pintado, los artesanos son de Huejutla, pero recorren los tianguis haciendo y vendiendo. Las fotos son de Atlapexco.



En Atlapexco no deja de sonar el huapango, hay desde músicos tradicionales, bandas de viento y huapangueros como lo es el Trío Atlapexco, integrado por Benjamín, mejor conocido como "Galindo", en la jarana, Marco Salazar en el violín (su teléfono es 0455551502514 y 017898944142).
Dos construcciones emblemáticas de Huejutla: la hoy catedral, edificio construido en 1545, durante el surgimiento de la Nueva España, sobre un basamento que antes fue una pirámide, es un templo sin barroquismos y con una espadaña de tres campanas, es también un exconvento agustino; y el reloj monumental, construido en 1908, del cual se puede escuchar con sus campanadas la canción "El Cantador" (Era lindo, mi caballo...) de Nicandro Castillo.

En Huejutla es obligación para los glotones el acudir al conocido Restaurante Galván, está ubicado en la plaza principal, casi enfrente de la catedral, lo mejor y practicamente lo único de su carta es la cecina (suavecita) con enchiladas.


El mercado de Huejutla es amplio y tiene ingredientes procedentes de otros lugares de las Huastecas, en la imagen podemos apreciar unas acamayas traídas de Tempoal.


Unos cuartillos con jovo, una frutilla poco carnosa y agridulce, la gente suele chuparla o bien macerarlas en alcohol, con ello queda un jarabe que se toma frío.



Esta planta, parecida a la que da las pitallas se llama jácube o jacube (me lo han dicho de ambas formas), su uso es similar al nopal, el sabor es un poco diferente, quizá sea menos fibroso y más tierno que el nopal.

Estas son las flores de quebracho, en la cultura prehispánica se puede hallar una cocina basada en muchos cactus, flores e insectos, esta flor mayormente se consume preparada con huevo o en tamales.

De la indumentaria huasteca sobresale este sombrero, es fabricado en Tantoyuca, Ver., la foto es también del mercado de Huejutla.

El pan huasteco es incomparable, difícil de describir, quizá solo puedo decir que es sabroso, con mucha variedad, ingredientes auténticos, ninguno es industrializado. En el barrio de Tahuizán en Huejutla el maestro panadero Angel Esteban Bautista, hijo de otro panadero que le enseñó el oficio, Don Irineo Esteban Caballero; juntos preparan crocantes, coquetas, mestizas, huaraches (con piloncillo), chocolates, carteras, caracoles.


Del mismo barrio, Tahuizán es habitante un magnífico personaje, con una historia de vida interesante; no es precisamente un artesano, es un artista, pintor de años atrás y escritor en lengua indígena, se trata de Don Ildefonso Maya Hernández, hoy también es promotor cultural y defensor su amada cultura huasteca. Su casa es todo un museo (y lo digo porque está siempre abierta a quien la quiera conocer), en ella están algunas de sus pinturas que expresan una digna muestra de la cultura popular de la Huasteca hidalguense, también podemos encontrar piezas arqueológicas y de arte religioso que él resguarda. Otras pinturas de Ildefonso Maya están en el Hotel Fayad y en casas particulares de Huejutla, hay murales en escuelas, en la Plaza Huasteca de Pachuca y en el Parque Sociedad Igualitaria de Ixmiquilpan.

Como dato curioso: Ildefonso Maya es también personaje de la novela "Los Informes Secretos" de Carlos Montemayor.


Ildefonso Maya muestra una antología de escritores indígenas que incluye algunos de sus cuentos.

Un doliente rostro de mujer indígena es el retrato que Ildefonso Maya Hernández le hizo a su madre.

Dos cuadros pintados por Maya, las tradiciones del pueblo huasteco están en ambos, se pueden apreciar en el Hotel Fayad de Huejutla.



Este recorrido llega al municipio de Jaltocán, para llegar hay que recorrer un verde camino por donde se cruzan muchas mariposas amarillas. Aquí se elaboran velas de cera y bordados, una experta mujer, doña Graciera Becto Romero (teléfono 01789-8558090) es quien junto con otras 15 mujeres se dedican a bordar los típicos huipiles, manteles, camisas y hasta vestidos de bodas. Doña Graciela es bordadora desde que tenía 9 años, pero hoy, a sus 67 años ya no puede hacerlo, las migrañas no la dejan, hoy sólo atiende la tiendita de ropa y administra el trabajo de las otras bordadoras.
Otra foto de Jaltocán, la cecina se seca al sol, así es mejor conservada la carne y está lista para el más típico platillo de la Huasteca hidalguense.


Volvemos a Huejutla por el camino que comunica con San Felipe Orizatlán, en los barrios circunvencinos como Chililico se aprecia a los artesanos trabajando la madrera, hacen todo tipo de muebles de maderas finas y aromáticas.

Otra labor característica es la alfarería, bellas piezas con singulares decorados son fabricadas por las familias de la comunidad de Chililico, municipio de Huejutla.


Gonzálo Guillén es un estudiante de psicología, pero antes que eso él se considera alfarero, es la tradición y oficio que heredó de sus padres y lo porta con orgullo como su lengua náhuatl, Gonzalo dice: "A muchos les da verguenza hacer cosas de barro, por eso se está perdiendo, pero a mí sí me gusta porque mucha gente sí aprecia la alfarería".




El proceso para cocer el barro es en dos etapas, primero se secan al sol y después en el horno.


Incensarios, cochinitos de alcancía, candeleros y muchos artículos más se elaboran en el barrio de Chililico.

Cajetes de barro para la salsa